Impresiones: Tensión, opresión, frustración, represión… palabras perfectas para esta segunda temporada,
una temporada que empieza y termina en un mismo punto, la huída de June
de Gilead, ambas frustradas, la primera por “los ojos”, la segunda por
decisión propia.
Empezamos a ver los primeros síntomas de rebeldía, que se traducen en el atentado y en la presencia de Serena Joy ante el Consejo de Los Comandantes, y en otras cosas más “cotidianas”, de más bajo perfil, como el intercambio del verdadero nombre entre las Criadas.
Entre estas historias de rebeldía destacaría la historia de Eden, la adolescente devota, nacida y crecida en Gilead, esposa a la fuerza de un “ojo” (Nick). al que la entregan sin más. Eden se enamora de quien no debía, un guardia, jóven como ella, un amor ilícito que acaba de forma trágica… ya se sabe, no hay nada mejor que una historia prohibida de amor adolescente como forma de ilustrar la falta de corazón. Eden es una víctima más de Gilead, un estado supuestamente cristiano que elimina el factor fundamental del cristianismo, el AMOR.
Ese es precisamente el gran problema de Gilead, la falta de corazón. Como todas las dictaduras, fundamentalmente las que tienen una base teocrática, Gilead peca de “formalismos vacíos”, de cosas que hay que hacer pero que no tienen fondo, sin esencia. En Gilead hay que parecer, dejarse ver, ser devoto. Así nacen las ceremonias públicas, como el rezo, en las que se muestran las supuestas creencias para que todo el mundo las vea.
Dos detalles que me parecen remarcables, sobre todo por que son reflejo del amor, de su falta y su presencia:
Las Colonias aparecen con toda su crudeza. Se muestran las malas condiciones en las que viven las “no mujeres”, como trabajan y enferman hasta morir. Aún así, a pesar de todo, el amor se abre paso. Así lo vemos en la boda que se celebra entre dos de las presas, una unión oficiada por una rabina judía (no sabía yo que hubiera rabinas judías) que dice la que para mí es una de las mejores frases de la serie: “A Dios no le va a importar que no sean judías”. El amor, la vida, sea abre paso siempre, aún en las peores condiciones (en los campos de concrentración nazis pasaron cosas así).
Otro tema que me llamó mucho la atención como “ambos bandos” rezan a un mismo Dios, cada una pidiendo que le conceda sus deseos. En este aspecto también se aprecia el corazón que cada uno de ellos pone. Las Criadas tienen fe, sienten lo que hacen, supongo que es lo único que les queda, mientras que la gente de Gilead está vacía, se autoproclaman devotos, pero realmente no lo son, solo son forma sin fondo.
Para finalizar una pregunta: ¿por qué en Gilead solo nacen niñas?
Empezamos a ver los primeros síntomas de rebeldía, que se traducen en el atentado y en la presencia de Serena Joy ante el Consejo de Los Comandantes, y en otras cosas más “cotidianas”, de más bajo perfil, como el intercambio del verdadero nombre entre las Criadas.
Entre estas historias de rebeldía destacaría la historia de Eden, la adolescente devota, nacida y crecida en Gilead, esposa a la fuerza de un “ojo” (Nick). al que la entregan sin más. Eden se enamora de quien no debía, un guardia, jóven como ella, un amor ilícito que acaba de forma trágica… ya se sabe, no hay nada mejor que una historia prohibida de amor adolescente como forma de ilustrar la falta de corazón. Eden es una víctima más de Gilead, un estado supuestamente cristiano que elimina el factor fundamental del cristianismo, el AMOR.
Ese es precisamente el gran problema de Gilead, la falta de corazón. Como todas las dictaduras, fundamentalmente las que tienen una base teocrática, Gilead peca de “formalismos vacíos”, de cosas que hay que hacer pero que no tienen fondo, sin esencia. En Gilead hay que parecer, dejarse ver, ser devoto. Así nacen las ceremonias públicas, como el rezo, en las que se muestran las supuestas creencias para que todo el mundo las vea.
Dos detalles que me parecen remarcables, sobre todo por que son reflejo del amor, de su falta y su presencia:
- Cuando Eden y su amante huyen, se refugian en la granja de su familia, siendo su propio padre quien la denuncia. Un padre devoto, avergonzado por su hija adúltera, que antepone sus creencias en Gilead al amor que un padre debe sentir por una hija, Un padre que mata a su hija por amor a GIlead…
- La enfermedad de la niña, una niña sana, criada entre algodones, pero sin amor, sin el amor de una madre “loca” que la cura con una simple canción cantada con amor. Allá donde no llega la ciencia sin alma llega el corazón humano.
Las Colonias aparecen con toda su crudeza. Se muestran las malas condiciones en las que viven las “no mujeres”, como trabajan y enferman hasta morir. Aún así, a pesar de todo, el amor se abre paso. Así lo vemos en la boda que se celebra entre dos de las presas, una unión oficiada por una rabina judía (no sabía yo que hubiera rabinas judías) que dice la que para mí es una de las mejores frases de la serie: “A Dios no le va a importar que no sean judías”. El amor, la vida, sea abre paso siempre, aún en las peores condiciones (en los campos de concrentración nazis pasaron cosas así).
Otro tema que me llamó mucho la atención como “ambos bandos” rezan a un mismo Dios, cada una pidiendo que le conceda sus deseos. En este aspecto también se aprecia el corazón que cada uno de ellos pone. Las Criadas tienen fe, sienten lo que hacen, supongo que es lo único que les queda, mientras que la gente de Gilead está vacía, se autoproclaman devotos, pero realmente no lo son, solo son forma sin fondo.
Para finalizar una pregunta: ¿por qué en Gilead solo nacen niñas?
El Cuento de la Criada (Temporada 2)
Reviewed by jomolo112
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octubre 27, 2018
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