Cuando cerré mi primer blog personal perdí algunas publicaciones que debería haber guardado. Esta es una de ellas. He podido rescatarla ya que la publiqué también en facebook, así que aquí está, "resurgiendo de sus cenizas"... Pensamientos positivos que siempre vienen bien.
Ya hace algún tiempo que le dieron el alta a Gonzalo. Ya empiezo a sentir aquellos meses como una pesadilla que poco a poco se va olvidando, dejando pasar sensaciones muy diferentes a las vividas en el hospital.
Antes de que se borren completamente de mi memoria me gustaría compartir uno de los momentos más bonitos y aleccionadores que tuve allí. Salí un rato de la habitación donde estaba mi hijo para sentarme en las escaleras que daban al pasillo. Enfrascado en mi propia desgracia no prestaba demasiada atención a nada. De pronto veo un “palo” de hospital pasar a mi lado, un “palo de suero” que llevaba asido a un hombre que a duras penas conseguía no soltarlo. La “fuerza impulsora” de aquel palo era una niña pequeña, vestida con el pijama del hospital, que corría y lo usaba a modo de patinete y se reía mientras veía como su padre se afanaba en no soltarlo. Aquella situación me hizo sonreir, me hizo darme cuenta de la fuerza de la vida, de como se abre paso y es capaz de convertir los malos momentos en grandes momentos. Me encantó ver a esa pequeñaja, enganchada a su “palo de suero”, correr, reir, vivir, me encantó ver a ese padre “pasarlo mal” mientras procuraba por todos los medios evitar el posible desastre que la velocidad de su hija causaría en el gotero.
El momento “surfero” de la enana del hospital me enseñó algo que debería poner en práctica más a menudo y es que si la vida te da limones, hay que hacer limonada. Si la vida te engancha a un gotero, “putea” a tu padre para que no se caiga mientras haces surf vestida con tu pijama de hospital. Así que ya sabes, si la vida te da limones, haz limonada.
Antes de que se borren completamente de mi memoria me gustaría compartir uno de los momentos más bonitos y aleccionadores que tuve allí. Salí un rato de la habitación donde estaba mi hijo para sentarme en las escaleras que daban al pasillo. Enfrascado en mi propia desgracia no prestaba demasiada atención a nada. De pronto veo un “palo” de hospital pasar a mi lado, un “palo de suero” que llevaba asido a un hombre que a duras penas conseguía no soltarlo. La “fuerza impulsora” de aquel palo era una niña pequeña, vestida con el pijama del hospital, que corría y lo usaba a modo de patinete y se reía mientras veía como su padre se afanaba en no soltarlo. Aquella situación me hizo sonreir, me hizo darme cuenta de la fuerza de la vida, de como se abre paso y es capaz de convertir los malos momentos en grandes momentos. Me encantó ver a esa pequeñaja, enganchada a su “palo de suero”, correr, reir, vivir, me encantó ver a ese padre “pasarlo mal” mientras procuraba por todos los medios evitar el posible desastre que la velocidad de su hija causaría en el gotero.
El momento “surfero” de la enana del hospital me enseñó algo que debería poner en práctica más a menudo y es que si la vida te da limones, hay que hacer limonada. Si la vida te engancha a un gotero, “putea” a tu padre para que no se caiga mientras haces surf vestida con tu pijama de hospital. Así que ya sabes, si la vida te da limones, haz limonada.
Si la vida te da limones, haz limonada
Reviewed by jomolo112
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noviembre 11, 2017
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