La chica de la Leica

Impresiones: La Chica de la Leica nos trae la historia de Gerda Pohorylle, la mujer que inventó a Robert Capa, la primera fotorreporta que murió cubriendo un conflicto, la Guerra Civil Española.

La novela consta de cinco partes, tres centrales más el prólogo y el epílogo (en este último se cuenta el interesante episodio de la "maleta mejicana"), que son relativamente breves y que se complementan con fotografías. Los tres capítulos centrales están contados a través de los recuerdos de tres personas que conocieron a Gerda Taro (William M. Chardack, antiguo amigo, que en la década de los 60 implantó el primer marcapasos; Ruth Cerf, una amiga a través de la cual conoció al fotógrafo con el que luego formaría la "marca" Robert Capa; y Georg Kuritzkes, antiguo amante y más tarde funcionario de la FAO) y que, años después de su muerte, describen su relación con la fotógrafa y algunos aspectos de sus propias historias.  Es curioso como Gerda (y André) están presentes en la novela. Están... pero no están, ya que su presencia es indirecta, siempre vista desde un punto diferente al suyo propio, siempre desde la visión de un tercero.



La Chica de la Leica se me ha hecho difícil de leer. Hay veces en que me costaba seguir el hilo, tantas idas y venidas, tanto flashbacks. La novela se acaba convirtiendo en un puzzle en el que hay que ir encajando las piezas, y hay veces que no es fácil hacerlo... Sí es cierto que gracias a esta obra he conocido anécdotas muy jugosas que me eran desconocidas y, sobre todo, a personajes (y no solo Gerda y André) realmente interesantes que bien merecen una novela. Una pena que este libro no me haya enganchado tanto como la historia de Gerda merece. 

* Antes de finalizar esta reseña, me gustaría destacar algunos aspectos puntuales:

  • La hostilidad con la que se encuentran los refugiados en París, la mayoría judíos de izquierdas provenientes de países germanos que huyen de las garras nazis. La ciudad no los recibe con los brazos abiertos, sino que se encuentran con un ambiente hostil en el que no encuentran acomodo. Sienten rechazo, no encuentran trabajos legales, solo en "negro", tienen problemas en las facultades... esto nos suena ¿no?.
  • El curioso como Gerda inventó a Robert Capa, como una judía alemana de orígen polaco convirtió a un judío húngaro en un reportero de guerra americano. Se ve que en aquella época ya sentíamos fascinación por todo lo que venía de la otra parte del Atlántico. ¡El marketing también funciona entre los comunistas!
  • Me hizo mucha gracia el detalle de las rebajas de unos grandes almacenes. Gerda quiere una sociedad igualitaria "por arriba" en la que todos puedan acceder a lo mejor. Es una "pijipi", una burguesa a  la que le gustan las cosas buenas y que pretende que todo el mundo pueda acceder a ellas. ¡Si supiera que eso ha sido precisamente lo que ha acabado con su revolución! El capitalismo, las democracias occidentales, vencieron al comunismo cuando hicieron que todos pudiésemos comprar en unos grandes almacenes.
* Esta anécdota me recordó a Jesús Monzón, dirigente comunista español, al que le encantaban las angulas. Un día, en una reunión familiar, alguien le afeó el hecho de que estuviera dando buena cuenta de unas cuantas cuando en España mucha gente pasaba necesidad. Eso no de buen comunista, ponerse "fino" de angulas mientras el pueblo lo pasaba mal. El contestó que lo que había que hacer no era quitarle a él las angulas, sino hacer que todo el mundo pudiera comerlas. La misma idea que tenía Gerda con respecto a las rebajas ¿o no? 😉



Sinopsis: El 1 de agosto de 1937, un desfile lleno de banderas rojas cruza París: es el cortejo fúnebre que sigue a Gerda Taro (Stuttgart, 1910-El Escorial, 1937, y llamada en realidad Gerta Pohorylle), la primera fotorreportera muerta en un campo de batalla. Ese año hubiera cumplido veintisiete años. André Friedman (su expareja, y con quien Taro «creó» el mítico fotógrafo Robert Capa), en primera fila, está destrozado. Entre los asistentes se encuentran otros amigos de Taro de tiempo atrás: la joven Ruth Cerf, con quien vivió en París tras su huida de Alemania; Willy Chardack, que vio cómo ella prefería a

Georg Kuritzkes, empeñado a su vez en combatir en las Bridagas Internacionales. En todos ellos Gerda Taro dejó una huella indeleble. Tanto que, años después, basta una conversación telefónica de Willy y Georg para desencadenar los recuerdos de todos. Así comienza esta obra, rigurosamente  documentada, sobre una figura en la que, en escasos años, cristalizaron la juventud, la alegría de vivir, el talento y el compromiso en un tiempo de crisis económica, de ascenso del nazismo, de persecución y de guerra.



La autora:  Helena Janeczek nació en Múnich en 1964 en el seno de una familia judeo-polaca. Escritora y periodista reside en Italia donde ha publicado tanto poesía, en alemán, como novela, en italiano. En 1997 resultó ganadora del Premio Bagutta Opera Prima.

Ha publicado las novelas Lezioni di tenebra (1997, Premio Bagutta Opera Prima), Cibo (2002) y Las golondrinas de Montecassino (Tusquets), donde Janeczek sigue a los soldados que, llegados del mundo entero, participaron en una de las batallas que sumó más bajas de la Segunda Guerra Mundial.
 
Además, Janeczek es colaboradora habitual de medios como Nouvi Argomenti y Nazine Indiana.

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La chica de la Leica La chica de la Leica Reviewed by jomolo112 on enero 08, 2020 Rating: 5

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