Impresiones: La historia se sitúa en el año 1999, en alguna parte de las Islas Británicas. El secretario del Obispo Católico de la zona se desplaza a una isla a la que solo se puede acceder por una pasarela que desaparece con la marea baja. En la isla hay un monasterio semiderruido donde viven tres monjas de la Orden de Santa Inés, una orden bastante heterodoxa en la que se da culto tanto a la figura masculina como a la femenina. Las monjas viven rodeadas de ovejas, a las que consideran sus hermanas (creen que las monjas muertas se reencarnan en las ovejas). La Iglesia pretende echar a las monjas de su hogar para construir un centro turístico de lujo. Esta es la anécdota de la que parte Lambs of God, una interesante miniserie que contrapone la fe a la religión oficial, la hetedoroxia a la ortodoxia, y que acaba en un punto común en el que ambas partes encuentran la redención que buscan.
El Padre Ignatius representa a los más rancio de la Iglesia Católica, una institución dominada por lo masculino, con todo lo que esto conlleva. A pesar de ser un invitado no pide, ordena, cree que las monjas están a su servicio. Él es un hombre, el representante de una institución que tiene el poder y al que la gente debe obedecer. La Iglesia se nos muestra como corrupta, dominada por el poder temporal, por una masculinidad nada espiritual que antepone los intereses económicos a los religiosos, a la que no le importa "pecar" con tal de salvaguardar sus intereses más terrenales.
Enfrente tiene a tres monjas, las Hermanas de Santa Inés, aisladas del mundo y dispuestas a hacer lo que sea necesario con tal de defender su hogar. La orden está compuesta por tres hermanas, la hermana Ifigenia, una mujer de mediana edad que tiene visiones y que las lidera, la hermana Margarita, la mayor, y la hermana Carla, la más joven, que nunca ha salido de la isla. Todas arrastran historias traumáticas que son las que las llevan a retirarse en el convento y que se van descubriendo a lo largo de la serie (los "cuentos de costurera" nos los irán desvelando).
Durante los cuatro capítulos se desarrolla una lucha entre las mujeres y los hombres, un enfrentamiento en el que ambos bandos usan sus armas.Vemos así como ellas utilizan el engaño, las drogas, la inmovilización del cura (curiosa la manera en la que atan al Padre Ignatius, a modo de crisalida de la que él lucha por liberarse), etc. Por su parte, Ignatius usa sus armas de hombre, la manipulación de la parte más débil del trío, la joven Carla, a la que intenta seducir aprovechando su juventud, su inocencia, y con la que acaba teniendo una tórrida relación.
Sam Reid es el Padre Ignatius |
Me llamó mucho la atención el papel que juega el teléfono móvil ¿Qué representa? En mi opinión, el móvil es una metáfora de la dualidad de la tecnología. Inicialmente, el teléfono supone una amenaza, es el elemento que hará que el mundo exterior descubra a las tres monjas. Sin embargo, ese mismo elemento amenazador se convierte en un medio de salvación cuando la hermana Ifigenia lo usa para contactar con su familia, los Stanford, a los que pide el dinero para comprar su hogar. Finalmente, el teléfono del "cura asesino" se convierte en un "seguro de vida" que salvaguarda el modo de vida de las monjas. Curiosa evolución ¿no?
La serie me ha dejado una gusto agridulce. Aún estoy decidiendo si me encanta o la odio, no lo tengo claro. Es evidente que es una gran serie, sobre todo a nivel de actores. Los cuatro protagonistas los hacen realmente bien, son los que sustentan los cuatro capítulos de la serie. Creo que ese es el gran defecto de esta serie, que es excesivamente corta y no permite desarrollar la historia convenientemente (por ejemplo, la transformación del Padre Ignatius me resulta forzada, da la sensación de que pasa poco tiempo desde que llega a la Isla y se convierte en "hermana"). Aún así, la recomiendo... y que cada uno decida.
Sarah Lambert
Bryony Marks
Lingo Pictures / Endemol Shine Australia
Fuente: filmaffinity.com
Lambs of God
Reviewed by jomolo112
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agosto 14, 2019
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