La gran frustración

Últimamente tenemos muchas llamadas en el trabajo que alertan de personas que se saltan las normas “anti-covid”. Botellonas, no hacer uso de la mascarilla, fiestas privadas, etc, etc, etc...

No voy a juzgar qué motiva a las personas que se saltan las normas, entre otras cosas porque los motivos pueden ser cientos (egoismo,cansancio, desconocimiento, rebeldía...), allá cada uno, pero sí voy a escribir sobre lo que a mí me produce. Como persona de “a pie” que está sufriendo la pandemia como todos, estas actitudes me producen un gran rechazo. Yo también estoy cansado, ya también tengo momentos en los que me rebelaría, yo también tengo ganas de reunirme con mis amigos... Como trabajador de un centro de emergencias que soy, me producen una gran frustración. Los servicios de emergencias, cada uno en su parcela, nos estamos dejando la piel en la lucha contra este maldito bicho y esta actitudes, “dignas de estudio”, no nos ayudan en nada. Cuando pasamos un turno alertando a los operativos (policias locales, nacionales, etc) por estos incumplimientos me pregunto si realmente vale la pena tanto sacrificio, si realmente las personas a las que “servimos” quieren ser “servidas”....

Y ahora viene la Semana Santa, las vacunas no terminan de llegar y volvemos a relajar las medidas. ¡Qué Dios nos coja “confesaos”!