Sacrificios

Al hilo de la publicación anterior hoy toca contar mi “exilio”.

Uno de mis hijos ha estado confinado. Un compañero dio positivo, lo que supuso el confinamiento preventivo de toda la clase. Para nosotros, el confinamiento de mi hijo supuso un gran problema “logístico” ya que mis “vástagos” comparten habitación, así que tuvimos que solucionar el problema como pudimos. Parte de la solución fue que yo me fuera de casa, me “auto-exiliara”, a casa de mi madre. Yo acababa de hacerme una PCR, en la que había dado negativo, por lo que no suponía peligro ni para mi hermano ni para ella, así que cogí mi “hatillo” y volví al sitio donde me crié.

La verdad es que los días que he pasado allí han sido fantásticos, llenos de recuerdos, de esos aromas tan tuyos. Nunca pensé que volver a una casa tan fea como la mía me gustase tanto.

Desde un punto de vista totalmente egoista, el tiempo que he estado "fuera" ha sido muy positivo, pero ha supuesto un sacrificio para mi familia y para mí. No es agradable ver a tu mujer y a tus hijos solo por video conferencia, ir a la compra y dejarles las bolsas en la puerta, etc. Pero lo peor de todo es la incertidumbre que te produce no saber si el bicho ha entrado en casa, si tus seres más queridos están contagiados o no... en fin, un rollo...

Gracias a Dios el tiempo pasó, mi hijo dio negativo, yo volví a casa, me reí mucho cuando mi mujer me dijo que había gente en el pueblo que pensaba que nuestro matrimonio hacia aguas, y todo ha quedado en una anécdota más... pero el sufrimiento que ha supuesto este pequeño sacrificio no nos lo quita nadie. ¿Y a cambio de qué? ¿de gente que se pasa por el forro las normas? no tenemos remedio.