Sevilla
y Cáceres distan 262, todo autopista, bastante buena aunque con
algunos tramos parcheados. Tardamos unas tres horas (parada
incluida).
Paramos
en el área de servicio Leo (A-66,
Km.730, 06260 Monesterio, Badajoz
), recomendación de mi suegro. Típica área de servicio, muy
grande. Buena comida, rápidos en el servicio.
Seguimos
viaje, sin paradas hasta Cáceres, donde habíamos reservado
habitación en el Hotel AHC Low Cost (Av.
de la Universidad, 51, 10003 Cáceres).
Una vez que se me pasó la mala impresión inicial, decir que está
bastante bien. Es un hotel low cost. No es especialmente bonito, ni
lujoso, pero lo que realmente importa está bien. Las habitaciones
son amplias, todos está muy límpio y es silencioso. Total, solo
fuimos allí a ducharnos y dormir, así que perfecto.
El
único inconveniente del hotel es que está bastante alejado del
centro de la ciudad, lo que te obliga, si no tienes ganas de darte un
buen “pateo” (treinte minutos aproximadamente), a coger el coche.
Un contratiempo, puesto que yo pretendía aparcar el coche en el
hotel y solo volver a cogerlo para regresar a Sevilla, pero bueno, si
eres un “tieso” tienes que lidiar con estas cosas. Todo sea
eso...
Una vez
alojados, nos fuimos a dar un paseo por el Cáceres Viejo, más que
nada para situarnos y ver por dónde nos moveríamos al día
siguiente. Como he señalado arriba, tuvimos que ir en coche.
Siguiendo la recomendación del personal del hotel, nos fuimos al
Paseo de Cánovas, una zona comercial céntrica en la que se
encuentra aparcamiento con cierta facilidad a partir de la hora de
cierre de los comercios (20:00). Detalle importante: es zona azul,
pero a partir de las 20:00 de los viernes, y los sábados y domingos
es gratis,así que, según nos dijeron unos amables cacereños,
podíamos dejar el coche ahí todo el fin de semana sin problema
alguno (según nos dijo el señor, simpatizante de Ciudadanos que
repartía globos naranjas, en Cáceres no hay problemas de
inseguridad. Según nos dijo, “van a comprar el pan y dejan los
coches abiertos”. ¡Qué suerte!)
Desde
el Paseo de Cánovas se llega al centro rápidamente, así que en un
momento estábamos en la Plaza Mayor. Paseito para situarnos y a
disfrutar del ambiente (hasta nos tragamos cinco minutos de un mitín
electoral que más parecía un monólogo del Club de la Comedia que
una charla encaminada a captar votos... el signo de los tiempos en
esta España que nos ha tocado vivir).
Llegamos
a la hora de la cena, así que tocaba buscar restaurante. Siguiendo
los consejos de Trip Advisor, comimos en la Taperia La Tía Tula
(Calle
del Cmo Llano, 4, 10002 Cáceres),
un sitio muy agradable, con una comida muy rica y un servicio
bastante bueno. Tomamos vino tinto
(dos copas, no pedimos la botella porque yo tenía que conducir de
vuelta al hotel) y dos tapas, Alejandra medallones de solomillo con
salsa de queso (la salsa, hecha con varios quesos de la tierra,
sencillamente espectacular) y yo panceta. Pero lo mejor estaba por
llegar, el postre, un traspantojo que, aparte de estar buenísimo, es
muy divertido de ver. Nunca pensarías que es dulce ya que a primera
vista no lo parece. Como he señalado antes, el servicio es muy
bueno. El personal, camarero y camarera, es muy amable, te explican
lo que haga falta y te aconsejan, además de preguntarte si todo ha
estado a tu gusto. En resumen, la Taperia Tia Tula es una gran
elección a un precio muy asequible.
Ya solo
quedaba volver al hotel para descansar de nuestro primer día, que
prometía ser intenso.
* nota
importante: el concepto de tapa en Cáceres no es el mismo que en
Sevilla. Una tapa cacereña es lo que en Sevilla viene a ser una
ración, por lo que con una que se pida “vas listo”.
* P.D:
la panceta de la cena me tuvo bebiendo agua toda la noche. ¡La ma***
que la pa***!
Escapada a Cáceres: Día 1 (Viernes 24 de mayo de 2019).
Reviewed by jomolo112
on
noviembre 07, 2019
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