Muy a mi pesar últimamente pienso mucho en los políticos de este país (iba a poner políticos españoles, pero mejor no. No quiero que ninguno se ofenda - modo ironía on). Creo que hemos tenido muy mala suerte al encontrarnos con el bicho justo en este momento en el que tenemos un gobierno tan débil y una oposición tan desalmada.
Estos pensamientos me han llevado a plantearme incluso el sistema político que tenemos. Está claro que la democracia de corte occidental es el menos malo de los sistemas, pero ¿lo es la monarquía parlamentaria? ¿es necesario tener a una persona que, por el simple hecho de ser "hijo de", ocupe el más alto puesto del estado? ¿no se supone que todos nacemos iguales *?
*La Declaración Universal de los Derechos Humanos dice en su artículo primero: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros".
Hacerme estas preguntas, que todavía no he conseguido "autorresponderme", me llevó a recordar un capítulo de uno de los libros que leí en mis "años mozos", Las Cartas Marruecas, de Don José de Cadalso. Por si alguien no lo conoce decir que las Cartas Marruecas son un conjunto de cartas escritas por tres personajes ficticios — Gazel, un joven marroquí de visita en España, su venerable y sabio maestro Ben Beley, y Nuño, su amigo español — que hablan sobre cuestiones humanas, históricas y sociales de Europa. Mi favorita es la Carta XIII, que habla sobre la nobleza hereditaria. Ahí lo dejo.
Instando a mi amigo cristiano a que me explicase qué es nobleza hereditaria, después de decirme mil cosas que yo no entendí, mostrarme estampas que me parecieron de mágica, y figuras que tuve por capricho de algún pintor demente, y después de reírse conmigo de muchas cosas que decía ser muy respetables en el mundo, concluyó con estas voces, interrumpidas con otras tantas carcajadas de risa: «Nobleza hereditaria es la vanidad que yo fundo en que, ochocientos años antes de mi nacimiento, muriese uno que se llamó como yo me llamo, y fue hombre de provecho, aunque yo sea inútil para todo».
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Estos pensamientos me han llevado a plantearme incluso el sistema político que tenemos. Está claro que la democracia de corte occidental es el menos malo de los sistemas, pero ¿lo es la monarquía parlamentaria? ¿es necesario tener a una persona que, por el simple hecho de ser "hijo de", ocupe el más alto puesto del estado? ¿no se supone que todos nacemos iguales *?
*La Declaración Universal de los Derechos Humanos dice en su artículo primero: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros".
Hacerme estas preguntas, que todavía no he conseguido "autorresponderme", me llevó a recordar un capítulo de uno de los libros que leí en mis "años mozos", Las Cartas Marruecas, de Don José de Cadalso. Por si alguien no lo conoce decir que las Cartas Marruecas son un conjunto de cartas escritas por tres personajes ficticios — Gazel, un joven marroquí de visita en España, su venerable y sabio maestro Ben Beley, y Nuño, su amigo español — que hablan sobre cuestiones humanas, históricas y sociales de Europa. Mi favorita es la Carta XIII, que habla sobre la nobleza hereditaria. Ahí lo dejo.
Carta XIII
Del mismo al mismo
Saber más:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Cartas_marruecas
- https://www.planetadelibros.com/libro-cartas-marruecas/53248
De la nobleza hereditaria
Reviewed by jomolo112
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junio 04, 2020
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