La cúpula

Una de las cosas que peor llevo de este segundo "estado de alarma" es el llamado cierre perimetral, esas cúpulas invisibles que, a priori, no nos permiten salir de nuestros términos municipales a no ser que tengamos una causa justificada. 

El término municipal del pueblo en el que vivo es bastante pequeño. Cuando "salgo a andar" es cuando tomo conciencia de que vivo dentro de una cúpula invisible que no me permite "traspasar la frontera de mi pueblo". Lo más gracioso es que la barrera que me mantiene dentro de la cúpula no es física, sino mental. Es mi propia conciencia, que disfraza de barrera física lo que no es otra cosa que aceptación de las restricciones impuestas por el gobierno.

Algunas veces, durante mis caminatas, me pregunto si sigo dentro de los límites o ya he traspasado la "frontera". En esos momentos se apodera de mi una suerte de angustia, un cierto sentimiento de culpabilidad, un tanto exagerado quizás, pero que no consigo evitar. La educación que uno recibe a lo largo de su vida pesa mucho, y a mí me educaron para ser "un ciudadano cumplidor de las normas". Así que, ya que no soy capaz de luchar contra mi educación, no me queda otra que seguir viviendo dentro de la cúpula hasta que el viento cambie. Es lo que hay...

* nota: hoy, a sabiendas, he conseguido traspasar el límite. ¿Será que estoy empezando a mover las velas?