Ayer a primera hora Rusia invadió Ucrania dando comienzo a un conflicto que traerá graves consecuencias a nivel mundial, estemos o no implicados directamente en la guerra.
Siempre creí que mi generación no tendría que vivir lo que millones de seres humanos, desde la aparición de la humanidad en este bendito planeta, para su desgracia, han vivido. Nunca pensé que sentiría la incertidumbre, la desazón, o directamente, el miedo, que siento ahora. ¿Qué pasará? ¿Se extenderá? ¿Nos afectará directamente? ¿Tendrás mis hijos, o yo mismo, la obligación de coger un arma para enfrentarse a otra persona? Ojalá esté exagerando, pero todas esas ideas, no voy a negarlo, me rondan por la cabeza.
Como hijo de un país europeo, un país occidental, del Primer Mundo, educado para la paz, me he sentido seguro tras delegar la obligación de velar por mi seguridad en el estado en el que vivo. Mi país ha trabajado en la sombra para que yo me sienta a salvo, ha hecho lo que ha tenido que hacer para que lo que pasa fuera de nuestra fronteras no nos afecte demasiado… España no es una excepción en este aspecto, al contrario, en todos los países del Primer Mundo es así, empezando por USA, el «gendarme de la seguridad internacional».
Saber que hay gente trabajando, más o menos en la sombra, por nuestra seguridad nos ha hecho pensar que aquí estamos a salvo, que las guerras en Europa eran cosa del pasado, algo que ya habíamos superado, y que ahora son más propias de países del Tercer Mundo. Hemos vivido con una sensación de seguridad que esta guerra revela como irreal, falsa. Existe un mundo peligroso ahí fuera, en el que cualquier evento puede hacer saltar una chispa que nos conduzca al desastre, un mundo en el que los realmente poderosos juegan a un juego en el que nosotros solo somos peones a sacrificar. ¿Hemos olvidado ya cómo se gestó el gran desastre que fue la I Guerra Mundial, un conflicto en el que las múltiples alianzas, tejidas cual tela de araña, arrastraron a gran parte de Europa al desastre?
Seguiré atento a los acontecimientos, rezaré porque esto no vaya a más, porque el caballo de la guerra no se desboque y nos aplaste a todos bajo sus cascos. ¡Como no hemos tenido bastante con una pandemia mundial ahora esto!… en fin…
P.D. Para terminar un recomendación literaria. Ken Follet, Nunca, novela en la que el gran maestro británico nos describe como en un mundo globalizado el «aleteo de una mariposa» puede desencadenar una gran catástrofe planetaria. Obra muy recomendable (reseña aquí).
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